Son tiempos complejos. Lo que hasta hace un año eran certezas y planes que, de una forma u otra se concretarían, hoy se ha convertido en incertidumbre, en un largo plazo que se convirtió en corto plazo, y un corto plazo que pasó de meses a días. Ni nuestros esquemas mentales, ni nuestra forma de vivir estaban preparados para esto.
Un artículo muy interesante que leí hace unos días, explicaba, de manera muy acertada, cómo el concepto VUCA, que describe al mundo como Volatile (volátil), Uncertain (inseguro), Complex (complejo) y Ambiguous (ambiguo), y que fue el fundamento de la mayoría de lógicas ágiles y autoorganizadas de pensamiento y acción desde los años 80, de pronto ha quedado desfasado.
Y es que, si bien este concepto tenía un enfoque de adaptabilidad, no estaba hecho para la velocidad del cambio y en algunos casos, momentos cercanos al caos e impredecibilidad que domina el día a día en este mundo pandémico. Y todos lo sufrimos, en diferentes grados. Este mismo artículo propone un nuevo concepto, el BANI.
BANI vendría a ser el acrónimo de Brittie (quebradizo), Anxious (ansioso), Non-linear (no lineal) e Inepse (incomprensible). De más está decir que refleja, de manera notable, lo que está pasando. No solo modifica el paradigma anterior, lo destruye, dejando en evidencia que “la volatilidad o la complejidad simple no es suficiente para entender lo que está pasando”.
Aterrizando conceptos, la realidad actual nos exige estar preparados para actualizarnos constantemente y para considerar todos los escenarios posibles en medio de un cambio constante y profundo. Por un lado, esto nos deja desarmados, por el otro, tenemos posibilidades infinitas para probar cosas nuevas, para experimentar y salir de nuestra zona de confort en aras de sobrevivir al caos.
Ahora bien, el caos implica también que el camino del punto A al punto B dejó de ser de una sola vía. Incluso puede que nunca se llegue al punto B. BANI, en ese sentido, no es una solución a la realidad, es una mirada más amplia para entenderla y responder a esta.
Entonces ¿Qué pasa si luego de esta mirada nos encontramos con que estamos ante un reto que parece superarnos y ante el cual nos sentimos plagados de desafíos y nos damos cuenta de que, lo que considerábamos eran nuestras fortalezas, ya no lo son más? Un video de Darren Hardy, realmente inspirador, me hizo pensar y creo que da en el clavo.
Darren cuenta la historia de un muchacho, estudiante de Judo, que perdió un brazo en un terrible accidente. Sin embargo, un maestro de esta disciplina apuesta por él, enseñándole un solo movimiento que practica por meses hasta dominarlo.
Luego lo inscribe a un torneo. Si bien el reto es grande, el muchacho va sorteando etapas, hasta llegar a la final. Esta es tan complicada para el joven estudiante, que incluso en un momento, están a punto de parar la pelea, a lo que el maestro se niega. Finalmente, el joven gana el torneo con ese único movimiento. Al preguntarle al maestro cómo era esto posible, este le explica que, el movimiento que le enseñó era uno de los más difíciles para un judoca y que la única defensa conocida para este, era tomar el brazo izquierdo del rival (justo el brazo del cuál él carecía).
De manera brillante, había convertido su debilidad en su mayor fortaleza. Y, más allá de lo inspirador de la historia, esto va muy en línea con lo que podemos hacer luego de mirar la realidad actual bajo el concepto BANI. ¿Cuáles son aquellas situaciones, prácticas, formas de cómo nos vemos y consideramos hoy cómo debilidades?, ¿qué aspéctos de nuestra forma de pensar, de nuestra historia y de cómo aprendimos pueden ser desafiadas o inclusive reformuladas que abren una posibilidad de trabajar en ellas, complementarlas, mirar fuera de la caja y, sobre todo ocuparnos para poder transformarlas en nuevas fortalezas? Si ya no me funciona aquello en lo cual era fuerte, ¿qué podemos perder intentando nuevas alternativas con lo que ya tenemos “instalado”?
Mirándonos desde la oportunidad de poder probar cosas nuevas y complementar cómo venimos haciendo las cosas podemos intentar instalar un nuevo “upgrade a nuestro sistema operativo, con sus respectivos parches” que funcione en esta nueva realidad BANI. Como ocurrió con ese joven judoca: el caos intentará tomarnos de nuestra debilidad más grande, pero al haberla convertido en una fortaleza, no tendrá de donde “golpearnos”.