Claro que sí. Y además teniendo más tranquilidad. He tenido, a lo largo de mi experiencia como coach y mentor ejecutivo, diferentes reacciones cuando inicio un programa con un gerente o empresario que llega a mi con esta pregunta, a la vez de estar cansado y agobiado. La reacción inicial es la incredulidad.
Y eso tiene todo el sentido del mundo. El mundo empresarial de hoy en día es extremadamente exigente en términos de plazos, complejidad, incertidumbre y necesidades. A nivel gerencial o directivo, enfrentar estos desafíos puede marcar la diferencia entre el agotamiento y el logro de resultados.
A continuación entraremos en detalle en tres de los desafío que considero más relevantes, cómo podemos solucionarlos y los beneficios de darles la vuelta:
Desafío 1: Sentirse desconectado (Pérdida del propósito)
Los líderes suelen concentrarse en definir qué harán y cómo lo harán, dejando de lado el porqué. Este enfoque puede funcionar inicialmente, pero ante la complejidad o multiples desafíos, la falta de un propósito claro conduce a una desconexión, desmotivación y agobio.
La solución a este problema radica en tomarse nuevamente el tiempo para redescubrir y conectarse con el propósito fundamental de lo que lo mueve. Esto implica reflexionar sobre lo que realmente se valora y desea cuidar en diferentes ámbitos de la vida. Al identificar y priorizar estos aspectos, los líderes pueden replantear sus objetivos, tomar mejores decisiones, mejorar donde sea necesario, y descubrir nuevas acciones que fortalezcan su sentido de propósito. Este es un trabajo de reflexión que lo lleva a “actualizar” su “CARE” (en ingles significa lo que realmente quieres cuidar).
Este enfoque conduce a una mayor eficiencia, satisfacción, poder elegir, permitiendo a los líderes afrontar otros desafíos con renovada energía y motivación al comprender nuevamente por qué hacen las cosas.
Desafío 2: Crear sobre dependencia en tu equipo (Cuello de botella)
Frecuentemente, los líderes inician proyectos o empresas asumiendo múltiples roles por sí mismos debido a que no es posible, en ese momento, invertir en que el equipo crezca. Hacemos de todo y eso es lo que toca.
Sin embargo, a medida que el negocio crece (y con él el equipo), surge la necesidad de delegar para evitar que el equipo dependa del ritmo y velocidad del líder. Es importante que el líder aprenda a “soltar” para no convertirse en un cuello de botella que limite el desarrollo de su equipo y por ende, el crecimiento de la empresa.
La solución a este desafío empieza por ayudar al líder a reconocer la importancia de delegar tareas que ya no son cruciales para su rol. Esto se puede lograr mediante técnicas que le permitan ver las consecuencias de no delegar, como el análisis causa-raíz y la evaluación del costo-beneficio de sus actividades a través de la matriz de Eisenhower y el cálculo de su USD/Hora/Hombre (que le permitirá ver que, cuando hace tareas por debajo de su USD/Hora/Hombre está “perdiendo dinero”).
Al delegar tareas menos críticas, el líder no solo libera tiempo para enfocarse en asuntos más estratégicos sino también promueve el crecimiento y desarrollo de su equipo. Todos se vuelven más productivos y mejora el clima laboral.
Desafío 3: Sentirse abrumado (Pérdida de foco y claridad)
Los líderes empresariales lidian con una complejidad creciente y múltiples distracciones, perdiendo enfoque y claridad sobre sus metas. Factores como notificaciones constantes, cambios en el mercado y diversidad generacional en el trabajo provocan un estado de sentirse incrementalmente “ocupado” pero sin avance efectivo, o «síndrome de la mecedora». Es confundir movimiento con progreso. Asimismo, la procrastinación (muy común en algunos empresarios) frente a estos desafíos solo acumula problemas que requieren atención inmediata.
Para enfrentar este desafío, debemos guiar al líder para que entienda la imposibilidad de tratar todo como urgente para luego priorizar tareas y problemas estableciendo lo primordial y separándolo de lo secundario. A esta lista le aplicamos la herramienta del Pareto o 20/80 (20% de los problemas generarán el 80% del impacto) pero lo hacemos tres veces seguidas (a esto se le conoce como Triple Pareto), pasando de 20% a 4% y luego a 1%. Este método ofrece una dirección clara y facilita la toma de decisiones efectivas.
De esta manera, estableceremos un plan de acción enfocado, abordando los problemas más impactantes primero, mejorando la productividad y la sensación de control (dejamos de preocuparnos para ocuparnos), fomentando un ciclo positivo de logros y motivación dentro de la empresa.
Al resolver sistemáticamente cada desafío, los líderes recuperan la claridad y el enfoque, lo que lleva a una gestión más efectiva del negocio y a una mejora significativa en la calidad de vida personal y profesional.
Okey, Marcus. Todo esto suena muy bien. Lo he intentado pero…
Lo sé. Es complejo implementar estas soluciones precisamente cuando los tres desafíos nos abruman. Pero no desesperes. Siempre existe una solución.
Aplicando las 6E’s del Programa Coach-Mentor
He diseñado el Programa Coach-Mentor que trabaja en base a un diagnóstico inicial que identifica cuál de los 03 desafíos es el principal para el líder/gerente/empresario. El programa se trabaja de forma personalizada en 8 fases:
Sesión 1: Diagnóstico. Se define cuál es el principal desafío a trabajar, en qué consiste el concepto de CARE y, sobre todo, la definición de éxito del programa.
Sesión 2: Foco en Expectativas y profundizamos en el CARE.
Sesión 3: Foco en Estrategia y definición de éxito (objetivos y métricas).
Sesión 4: Foco en lo Económico, el costo, y la generación o pérdida de energía.
Sesión 5: Foco en la Ejecución, con ejemplos de eficiencia, eficacia, efectividad.
Sesión 6: Foco en la Escalabilidad del negocio, ¿qué debemos dejar, comenzar, mejorar, seguir haciendo? ¿qué se puede estandarizar, sistematizar, digitalizar?
Sesión 7: Foco en el Equipo compatible y complementario
Sesión 8: Foco en Evaluación de Éxito, ¿cómo incorporar el Bien-común, el call to action, ¿qué te llevas finalmente?
¿Por qué deberías intentarlo?
Es simple. Estuve en ese mismo lugar. En algún momento también intenté hacerlo todo, también sentí la frustración, el agobio de las tareas que se acumulan, sin entender por qué a pesar de que trabajaba más los resultados costaban mucho. Hasta que me di cuenta de que necesitaba la ayuda de un tercero, un coach-mentor.
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