El arte del malabarismo empresarial

Los empresarios, los emprendedores, los gerentes, debemos dominar el arte del malabarismo. Me explico. Es un símil que suelo aplicar en mis sesiones de coaching-mentoring. Imaginemos que nuestra labor en las empresas implica que hacemos malabares con 5 pelotas de tenis, intercambiándolas de una mano a otra en el aire. La aritmética es sencilla: a mayor complejidad del negocio, más pelotas de tenis tenemos en el aire, y llegará un punto en el que serán muchas. Y ese punto es el que suele traer complicaciones.

¿Por qué? Porque al aumentar las “pelotas de tenis” en el aire, necesariamente tendremos que aumentar la velocidad de la maniobra y, por consecuencia, nuestra concentración. Es decir, el “crecimiento” trae “complejidad” y esto necesita más foco. De manera muy parecida a la vorágine que es el día a día en los negocios, mientras procuramos que “no se caigan las cosas”, podemos perder el foco de aquello que es realmente importante. Dejamos de priorizar lo que queremos cuidar o, en la velocidad, perdemos el foco de cuál de esas pelotas de tenis era la que tenía que cuidar. Y seguimos en ese ritmo hasta que eventualmente se caiga una de las pelotas y, para mal de nosotros, sea una de las más importantes.

Ahora bien, ¿cómo diferenciamos las pelotas de tenis que importan de las que no? Darren Hardy (a quien recomiendo seguir) hizo una analogía que me encantó hace unos días, ya que usa la misma analogía que yo y le da un giro interesante. Tomando este ejemplo del malabarismo, invita a imaginar que somos ese malabarista y que tenemos 5 pelotas de tenis en el aire, y cada una representa una dimensión: salud, familia, trabajo, amigos y espiritualidad.

“¡Todas son importantes, Marcus!”, me dirá alguno de ustedes. Pero la realidad es que no lo son, no en todo momento, al menos. Algunas son de cristal y otras son de tenis. Si se caen las de tenis, pueden rebotar y comenzamos de nuevo. Mientras que, si se te cae una de cristal, se rompe. El cristal es brillante, precioso, costoso, sin duda, pero también es muy frágil.

Siguiendo con el ejercicio de Hardy, hay tres momentos. El primero es determinar cuáles de las 5 dimensiones (que pueden ser más o pueden ser menos) son de tenis y cuáles son de cristal. Obviamente, las de cristal requieren una mayor atención y cuidado porque tienen una condición más frágil. Mientras que las de tenis las podemos postergar un poco, las puedo ver de costado, porque sé que, en caso de una caída, resistirán, rebotarán y regresarán a nuestro control. Este primer análisis busca diferenciar o priorizar lo importante de lo que no lo es en cierto momento. Si recuerdan mi artículo del Pareto (link), es como hacer un primer Pareto.

El segundo momento aplica sobre esa bola de cristal en especial que quieres cuidar y es entender el porqué, en este momento de nuestras vidas, requiere una mayor atención que el resto. Si esa pelota de tenis es el trabajo, ¿qué parte del trabajo requiere nuestra atención? Sería como hacer un segundo Pareto al Pareto inicial. Les pongo un ejemplo: ¿son las ventas, es la rentabilidad, es retener talento, son las cuentas por cobrar… ¿Cuál de esas pelotas es la de cristal? Es como un doble clic para identificar cuál es la más importante dentro de lo importante. ¿Por qué es importante este análisis fino? Porque al identificar las “bolas de cristal internas” podemos ir resolviendo o atendiendo esos detalles que muchas veces, por centrarnos en lo más macro o grande, dejamos pasar. Al irlos atendiendo, procurando que vuelvan a ser de tenis, poco a poco esa bola de cristal grande vuelve a su condición resistente, resiliente, en control y cuidado. Aquí el foco de atención es el doble clic.

Finalmente, hay un tercer momento que es cuando nos damos cuenta de que, bajo ciertas condiciones, algunas pelotas de tenis pueden convertirse en bolas de cristal, sea porque el contexto cambió, porque las dejamos postergadas o porque rebotaron muchas veces y se deformaron. Como podemos ver, esto requiere estar atentos a lo que pasa con nuestras otras dimensiones, estar al pendiente de si alguna de esas pelotas empieza a convertirse en una de cristal para entender las razones detrás de ese cambio y regresarlas a su condición. Al hacer esto, estamos gestionando los riesgos y procurando tener una mirada sistémica. Aquí el foco de atención sería hacer un zoom in y un zoom out. Ver el bosque y ver los árboles.

Y así, queridos amigos, recuperamos el control. Y con el control llega la tranquilidad, y con esa tranquilidad, gestionamos mejor nuestra energía y el cómo la distribuimos. Y entramos en un control dinámico, en un flow.

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