Enjoy the ride, not the destination

Desde que recuerdo en mi vida profesional desarrollé una lógica según la cual, para lograr un objetivo, debía establecer un plan formado por acciones que me permitieran alcanzarlo. Situación bastante conocida, ¿no? Esta lógica llevó a que gran parte de lo que hacía se encontrara orientado al futuro como lugar deseado, ya que ahí, de acuerdo con mi esquema, encontraría los resultados deseados.

Esta idea de que en el futuro estaba mi satisfacción, se instaló tan fuerte en mí, que abarcó otros planos de mi vida, como por ejemplo viajar, una de mis actividades favoritas.  Y eso tuvo como consecuencia que interiorizara la idea de que lo importante no era el viaje, sino el lugar de destino. El disfrute, la satisfacción de viajar, solo se conseguía y comenzaba al llegar al lugar, y no antes.

Se me había metido en la cabeza que todo lo previo a la llegada al lugar de destino, entiéndase como destino lograr los objetivos, era algo que debía hacerse lo más rápido posible, de manera eficiente y que debía estar 100% enfocado en el objetivo. Sin embargo, una serie de eventos y procesos en mi vida, me permitieron darme cuenta de que en realidad existen otros espacios y opciones no menos importantes que el objetivo Si bien es cierto que este puede tener una fuerza movilizadora, descubrí que el verdadero goce está en el proceso de llegar a ese objetivo, es decir, en el viaje.

Esto lo descubrí en una experiencia cotidiana. Hace un tiempo tuve que hacer un viaje como copiloto, cuando normalmente soy el que conduce el carro. Cuando manejaba, siempre estaba enfocado en llegar a tiempo y sin contratiempos al lugar de destino. Esta vez, como copiloto, noté detalles y situaciones en el camino que no había visto antes, pero que siempre estuvieron ahí. En resumidas cuentas, disfruté el viaje, y me di cuenta de todo lo que me estaba perdiendo por estar enfocado exclusivamente en el futuro. Me estaba perdiendo el presente. 

Cuando estoy en el presente, me enfoco en el proceso, y esto me permite ver y disfrutar de cómo avanzo y cómo progreso. Y, con esa visión ampliada, puedo hacer un zoom in y zoom out de la situación en la que me encuentro con mayor facilidad, puedo ver más opciones, tomar mejores decisiones, e incluso hacer los cambios y ajustes necesarios para mantenerme alineado con un menor esfuerzo.

Este cambio de perspectiva también tiene un impacto radical y positivo en la forma en que te interrelacionas con las otras personas y con tu equipo de trabajo. Así, alineas tus conversaciones para coordinar las acciones con lo que es realmente importante para ti y con lo que quieres cuidar.

Todo lo anterior cobra una importancia especial en un escenario como el actual, en el cual nos encontramos saliendo de una cuarentena. Tu objetivo, tu destino, se ve nublado y, tal y como ocurre cuando hay neblina en un viaje, no lo puedes ver con claridad y puedes sentir que pierdes el control. Pero si te centras en el presente, aparecen nuevas posibilidades que sí puedes controlar. Y hablo de controlar en un sentido de escuchar, tomar prioridades, y poner atención en las conversaciones, en darse cuenta de las conversaciones que están faltando, cómo pides las cosas, cómo te comprometes y cómo haces tus promesas y, al final del día, en cómo y qué eliges.

Es momento de darnos cuenta de dónde realmente está la satisfacción. No está en el futuro, está en el presente, y es por eso que lleva ese nombre. Disfrutemos hoy.

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