¿Son el mentoring y el coaching ejecutivo una suerte de mito?, ¿son reales sus beneficios? Esta pregunta es frecuente y muchas veces genera un debate sobre el tema entre los que vivieron la experiencia y lo que aún no. Por ello, decidí en este artículo compartir mi propia experiencia. Espero les sirva.
Hace tiempo trabajé para una empresa transnacional que se llama Sandvik. A mi ingreso descubrí que la organización tenía la buena práctica de dar un acompañamiento a los gerentes, especialmente a quienes recién ingresaban, en una inducción bastante potente, a través de un mentor, un coach, que lo que hacía era acompañarte en el nuevo rol.
Sin embargo, yo llegaba en ese entonces de otra industria, desde la agroexportación e ingresaba a la minería, un cambio radical en mi carrera y extredamente desafiante. Mi primer objetivo fue aprender, empaparme del negocio sobre el caballo, de la industria, de la cultura y del equipo lo más rápido posible para lograr los encargos recibidos y asumir el rol que tenía, además de adaptarme a los cambios por lo que una empresa global pasa, al cambiar también de CEO, justo a pocos días de mi ingreso.
A pesar de mi reticencia, la empresa me puso un coach, una persona realmente buena, muy calificada, pero no logré verle el valor en ese momento, porque mi necesidad estaba en otro lado, estaba mucho más en el día a día, en los resultados, la coyuntura (caída del precio de los commodities), de entrar a una nueva empresa. No logré engancharme. Y así estuve varios años, trabajando muy enfocado en lograr resultados. Recuerdo que use como ancla y me sirvió mucho el modelo de liderazgo de Sandvik, basado en 5 pilares, ordenados de la siguiente manera:
· El primer pilar era Safety First, que en minería es un tema estructural.
· El segundo pilar era la orientación a los resultados,
· el tercero era la orientación a la mejora continua,
· el cuarto, el foco en el desarrollo de personas,
· y el quinto era el self-awareness, que puede traducirse como autoconocimiento.
El último pilar, curiosamente, era el que menos importante se veía por lo menos para mí en ese momento. Y entonces el Universo me trajo un desafío bastante mayor. Llegó a la empresa una persona para ocuparse de una parte del negocio, que yo no veía, con quien empecé a tener una serie de dificultades de todo tipo. No lograba el clic, no nos alineamos y se convirtió en una relación tirante.
Cada vez que trataba de resolver algo, yo buscada cambiar de acciones. Intenté varias cosas, almuerzos, talleres, conversaciones pero los resultados no cambiaban, y poco a poco me frustré. Y esto empezó a impactar directamente en mi gestión, mi equipo y para variar, llevé el problema a mi casa, generando un impacto no deseado en mi familia.
Esto me llevó a que, un día solo en mi oficina, revisando el modelo de liderazgo que tenía en la pared, me diera cuenta de que el self-awareness, o sea, el ser consciente de uno mismo, me podría ayudar a ver que yo solo no podía resolver este problema. Y ese fue un momento crucial en mi vida. Fue ese el momento en el cual me di cuenta y acepté que necesitaba ayuda. Me costó “canas” aceptarlo.
Así que fui y pedí un consejo a la gerente de Recursos Humanos de la empresa con quien tenía mucha confianza, quien me recomendó que retomé ese acompañamiento que me ofreció la empresa años anteriores, para entender la situación que tenía y así buscar la raíz del problema para cambiar lo que quería cambiar.
Y esa, creo yo, que es la clave por la cual debemos empezar. Pedir ayuda parte primero por darte cuenta y luego aceptar que no puedes solo. Al aceptar que necesitas ayuda, energéticamente ya estás haciendo un pedido al Universo, y el Universo confabulará para traerte lo que necesitas. Luego al ser consciente de la necesidad, de manera explícita te estás ocupando del tema y tomas acción haciendo el pedido de ayuda.
Decidí retomar el programa de coaching ejecutivo, con la que fue mi coach durante varios años. Ella, mi coach, me ayudó a desarrollar mi capacidad de escucharme, discernir, separar cosas, cuestionarme, desafiarme, de regalarme un tiempo para mí, de darme cuenta de que lo importante era el proceso y de disfrutarlo. De darme cuenta también, que el poder personal estaba en mí y no en la otra persona fue un regalo. Fue un proceso transformador y aprendí a dar los pequeños pasos para ocuparme de mi mismo. Para termina el cuento, la relación mejoró, y finalmente esa circunstancialmente la persona se retiró de la empresa, pero me dejo un regalo: Siempre estaré agradecido ya me permitió gatillar un proceso de cambio personal y darme cuenta de que no estaba solo, que podía pedir ayuda, en este caso bajo el acompañamiento de un coach a mi lado.
Quiero aquí reforzar el hecho de que no estás solo. Para mí fue fundamental el tener a una persona a mi lado para ayudarme. Con la confidencialidad y el cuidado del caso, me ayudó a cuestionar y a cuestionarme, a hacerme las preguntas importantes que tenía que hacerme. De darme cuenta de que el cambio no estaba en la otra persona, sino en mí, y de esta relación como parecían una serie de patrones en mi vida que se repetían en otros espacios. De esas preguntas partieron y salieron las nuevas acciones que me dieron las posibilidades de poder generar los resultados que quería.
Esa persona puede ser un coach o un mentor. Yo soy más partidario de un mentor, porque este te permite no solo hacerte las preguntas de coaching, sino que sobre todo ha vivido situaciones similares, tiene mucha experiencia en lo que hace, tiene muchos contactos disponibles para resolver temas específicos, está listo para enseñar y acelera el cambio que requiere la persona, en base al momento por el que está pasando. Es un proceso más ejecutivo para mi gusto. Queremos que los cambios sean consistentes y sostenibles por lo que tener un mentor o mentores debe de ser un proceso de acompañamiento continuo, ya que uno como persona y profesional va evolucionando, y las necesidades van cambiado a lo largo de la vida. Y el que evoluciona no es solamente la persona que pide ayuda, sino ambos, mentor y mente. Es un círculo virtuoso que crece en el tiempo.
Gracias Charles, Patricia y Jessica 😉
Marcus de Monzarz es asesor estratégico y director independiente, con más de 30 años de experiencia en la alta dirección de empresas del sector minero, arquitectura, construcción, agroexportación e industrial, nacionales, multinacionales, familiares y corporativas, y su gestión está orientada al desarrollo de sus negocios y a la maximización de la rentabilidad.
Además, acompaña a empresarios como Mentor Ejecutivo, privilegiando el planeamiento estratégico y su ejecución, la gestión del cambio cultural y, sobre todo, la formación de equipos motivados de alto rendimiento para el logro de resultados.