Los desafíos son parte de la vida. Fue así antes y siempre será de esa forma. Lo que marca la diferencia es cómo elegimos enfrentar esos desafíos y, si bien no existen fórmulas mágicas para superarlos, sí que existen estudios al respecto que nos pueden dar algunos buenos indicios.
Uno de los que más llamó mi atención fue el compartido por Darren Hardy, mentor virtual al que sigo desde hace un buen tiempo por su contenido de gran calidad. En uno de los últimos episodios de su podcast, comparte un estudio de investigación realizado durante 30 años por el Dr. Salvatore Maddi.
El Dr. Maddi descubrió que el atributo clave para superar los desafíos es la fortaleza, es este rasgo el que marca la diferencia. En ese sentido, debemos entender la fortaleza como “un rasgo de la personalidad que se caracteriza por la capacidad de resiliencia, sumada a la capacidad de afrontar eficazmente el estrés”.
De acuerdo con el estudio, existen tres rasgos que componen la fortaleza: desafío, control y compromiso. El primero, desafío, implica ver los problemas o las fuentes de estrés como oportunidades para crecer y/o rendir mejor. Esto va muy alineado a una forma de ver las cosas desde la expansión, es decir, un “growth mindset” en donde el foco es el aprendizaje desde la experiencia y ver los problemas como oportunidades. Y esto tiene todo el sentido del mundo. Es un hecho que, al enfrentar un desafío, ganes o pierdas, siempre aprenderás algo nuevo que te volverás más fuerte.
El segundo rasgo, el control, es algo que ya he comentado en artículos anteriores: tú siempre puedes decidir y siempre puedes decidir como sentirte ante una situación. El verte como una víctima a merced de las circunstancias te deja a la deriva, sin control. Poder separar lo que si puedes de lo que no puedes controlar y ocuparte de lo que sí puedes controlar, te permitirá avanzar y salir de tu zona de confort. Suena más fácil de lo que en realidad es, y requiere de una gran fuerza de control interna.
En ese sentido, Hardy ensaya una ecuación muy interesante: E + R = R. Los Eventos que no puedes controlar más las Reacciones que sí puedes controlar determinarán tus Resultados. En ese sentido, quizá no puedas controlar lo que ocurre a tu alrededor, ni mucho menos los factores externos, pero sí eres responsable por tus acciones, reacciones y comportamiento. En resumen, cuando tomas el control de cómo respondes a los eventos externos, obtienes el control sobre los resultados.
Por último, la tercera capa de la fortaleza es tener un compromiso o un sentido de propósito de vida. Sumando a lo que Hardy define, para mí, las personas que poseen este rasgo no solo superan los desafíos de la vida, sino que prosperan ya que alinean sus actos y gestionan las consecuencias de estos en base a lo que quieren cuidar, es decir al propósito de lo que quieren ser y de lo que quieren hacer.
Ahora bien, desarrollar estos rasgos y obtener el control sobre tus reacciones y, por tanto, de tus resultados ante las situaciones complejas, es un ejercicio que no solo te traerá un saludable equilibrio, sino también una importante ventaja competitiva. De acuerdo con el estudio del Dr. Maddi, solo 1 de cada 3 personas que participaron en el estudio, mostraron tener “fortaleza” (en el sentido que le da este artículo). Desarrollarla, entonces, depende de un entrenamiento consistente en el tiempo y desarrollo consciente. ¿Cómo hacerlo?, busca mejorar en algún dominio de tu vida consistentemente en 1% cada día, y esto en el tiempo se transformará en un nuevo hábito, que eventualmente será una nueva habilidad. Como todo en la vida, la decisión es solo tuya ¿Tomarás el desafío?