Esta semana comenzamos otra cuarentena. A esto le sumamos una situación compleja en la cual los contagios crecen de una manera alarmante. Mientras que lentamente comenzábamos a “acostumbrarnos” a una nueva forma de hacer las cosas, de repente regresamos a un escenario y a un estado que no queríamos, que nos llevará a muchos peruanos a no pasarla bien.
Esta es una realidad que no gusta a nadie. Sin embargo, lo que pasó por mi mente al escuchar el anuncio oficial fue que, si bien estamos entrando en una nueva etapa de cuarentena, debemos recordar que venimos de una experiencia previa de la que hemos experimentado, aprendido y capitalizado mucho el año pasado. No estamos partiendo de cero, estamos en un lugar mucho más alto de la curva de aprendizaje, con un mayor nivel de adaptabilidad, en comparación con marzo.
En mis conversaciones con muchas personas las siento fastidiadas por esta situación, lo que les digo es: “estas sano, las cosas siempre pueden estar peor, sé agradecido. Por otro lado, ya tienes condiciones de teletrabajo instaladas, de estudios virtuales, de delivery, ya sabes que NO hacer. Ahora sabes cómo reaccionar ante los contagios, ya sabes cómo cuidarte. Tu nivel de incertidumbre se ha reducido y por consecuencia tu vulnerabilidad. Eres consciente que tienes que seguir ciertos protocolos, no estás partiendo de cero”. Lamentablemente esto no aplica a todos por igual.
Estoy convencido de que esa capitalización de lo aprendido está a nuestro favor, pero a su vez, también pienso que mucho depende de cómo nos queremos sentir. Podemos sentirnos en el pánico, en el miedo, con rabia, en el “no podemos hacer nada”, en “el Estado tiene la culpa”. O podemos asumir nuestra propia responsabilidad, elegir lo que podemos hacer. Al final del día, siempre podemos elegir cómo sentirnos y ocuparnos. No tenemos la culpa de lo que nos toca vivir pero si de como vivimos lo que nos toca vivir
Esto va de la mano con un podcast de BNI que escuché hace poco. En este, Ivan Misner, fundador de BNI, explicaba que había aprendido que la mentalidad tiene mucho que ver con cómo navegar con éxito en una economía difícil. Y él sabe de lo que habla, con la experiencia de haber vivido 4 recesiones. Y, si bien yo no he vivido tantas recesiones, trato de aprender de los que sí, y por ello me quedo con una frase del Dr. Misner que es extremadamente potente: “yo me niego a participar de una recesión”.
Y creo que esa debería ser la forma de pensar de todos al enfrentar esta nueva etapa que nos toca vivir desde nuestros propios espacios. Una actitud de reconocer que, si bien tengo este problema frente a mí, sí podré salir adelante, sí tengo la capacidad de pedir ayuda, sí tengo gente a mi lado. Formando parte de BNI, esto se hace más visible y tangible, al poder pedir bajo una filosofía de Givers Gains.
Y, reitero, es importante entender que una crisis tiene dos aspectos: el del problema, y el de la oportunidad. Si nos enfocamos en el problema, vamos a ser expertos en problemas, pero si nos enfocamos en el otro aspecto de la crisis, que es la solución o la oportunidad, vamos a ser expertos en buscar soluciones y, por ende, en la búsqueda de oportunidades y estoy seguro atraeremos oportunidades.
Lo que me ha enseñado la experiencia, es cuando nos enfocamos en algo, ese “algo” se presenta y lo atraemos a nosotros. Si nuestro foco está en las oportunidades, estas aparecerán.
Al hacernos conscientes de esto, podemos elegir, y si podemos elegir, podemos actuar y movilizarnos a un lugar nuevo, fuera de nuestra zona de confort, un lugar que nos permitirá crecer como personas, como equipo, como empresa, y como sociedad. Debemos capitalizar lo que hemos aprendido, y enfocarnos en que no nos domine el fastidio ni el miedo, sino que nos domine la oportunidad. El poder de elegir sigue ahí.
Y tengamos la certeza de que ningún mar en calma hizo experto a un marinero y que esta tormenta, como todas, pasará.