Hace unos días, en una reunión de BNI, hicieron la pregunta: ¿cuál ha sido tu principal desafío en tu negocio en los últimos tiempos? Muchos de los presentes mencionaron factores que me resultaron familiares: ruido político, estabilidad económica, temas de salud, y ahora lo que se viene con el conflicto en Ucrania, entre otras cosas. En mi caso, esa pregunta me dejó pensando. “Sí, esos son factores que aumentan la complejidad y las dificultades, hacen que el desafío sea más grande; pero esa no fue mi dificultad principal”, esto visto desde la perspectiva de un empresario que re lanza un negocio, como fue mi caso.
Poco antes del inicio de la pandemia, relancé mi empresa, tras varios años de trabajar como gerente general para una empresa de producción de equipos de minería subterránea. Creo que lo más difícil de empezar de nuevo fue pasar de “cero a uno”, cuando recién inicias. Paradójicamente, hoy me encuentro cerca de un grupo de arquitectos que están lanzando su empresa y comparto mi experiencia en todo lo que uno tiene que hacer para generar mommentum y comenzar a girar la rueda.
Retomando la premisa de este artículo, el cómo paso del cero al uno, quiero compartir algunas de las cosas que me funcionaron. Fundamental, y sin duda alguna, es tener un propósito claro, que sea la fuerza que te movilice y que responda a la pregunta: ¿para qué estoy haciendo esto? Esto te da la luz para seguir avanzando, dado que al inicio se te presentan muchas opciones, muchos distractores, muchas dificultades, pero hay que saber sortearlas, y esto solo es posible si tienes el foco no tanto en el hacer diario, sino en el propósito, que te ayuda a tener claridad y dirección.
Pero el propósito, a pesar de su importancia incuestionable, no es el único aspecto a tomar en cuenta para pasar del cero al uno. Desde mi experiencia, hay 5 dimensiones que nos permitirán echar a andar nuestro negocio.
La primera dimensión, una vez definido el propósito (lo que nos mueve), consiste en establecer una visión de largo plazo que nos ayude a determinar qué queremos ser. Esta visión debería ser a 5 años, y una segunda más cercana a 24-36 meses con la intención de definir qué cosas debo lograr para construir esa visión más grande de mi.
La segunda dimensión es armar un plan. Para que las ideas no se queden “solo en ideas”, es importante que las pasemos a un plan que nos permita monitorear las acciones y actividades necesarias para salir de ese cero inicial. El plan debe de considerar las actividades (tacticas) no a un nivel conceptual sino lo más granular posible. Esto ayuda a determinar si tendré o no la capacidad de hacerlo o sera que me voy a sobre-comprometer.
La tercera dimensión implica tener una serie controles y procesos que te permitan aumentar tu eficiencia, eficacia y efectividad en lo que es realmente importante y que también permita establecer, para todo lo que es accesorio al negocio, procesos que los estandaricen o repliquen, o que puedas delegar para que otro miembro de tu equipo lo pueda ejecutar o complementar. Hasta aquí tienes la visión, el plan, y tienes tu sistema de procesos que definen el sistema de funcionamiento.
Ahora es turno de implementar la cuarta dimensión: el tracking. Necesitamos medir todas estas actividades que establecimos en un periodo determinado para dar ese paso del cero al uno. La premisa es simple: si mides mejoras pero si mides y registras, mejoras aún más. Debemos medir diariamente las acciones que planteamos, separar lo que es importante de aquello que no lo es.
Ese ejercicio de medir te moviliza, a veces te puede desmotivar, pero te lleva a pensar en hacer nuevas cosas. Es importante haacer las cosas de manera diferente y hacer cosas diferentes. Eso te permitirá dar ese salto y avanzar más rápido.
Por último, y no por ello menos importante, está la gestión de tu tiempo. Pero visto desde la efectividad de como uso mi tiempo disponible. Recuerdo que, cuando relancé mi empresa, aparecieron mil oportunidades, era como llegar a un buffet y tener frente a ti innumerables cosas por comer.
Con el tiempo ocurre lo mismo. Todos tenemos la misma cantidad de tiempo, pero solo destaca quien lo gestiona efectivamente. Es importante bloquear tiempo para tus actividades core, tus actividades estratégicas, tus actividades buffer (que son aquellas que tienes que hacer, pero no son tan importantes), y sobre todo bloquear tiempo para pensar, para reflexionar. Agendarme conmigo mismo es una game-changer. Y hay otro factor en la gestión del tiempo que, creo yo, es el más importante, y lo descubrí hace poco: tener tiempo para descansar.
Antes, para mí, el descansar era como no estar haciendo nada, y eso estaba mal, y me sentía mal por eso. Con el tiempo, me di cuenta de que descansar es una forma extremadamente eficiente de regenerarte, aliviarte, recargarte, premiarte. A veces nos metemos en la vorágine del día a día, especialmente cuando lanzamos un negocio, y vemos el descanso como un signo de mediocridad.
Hoy lo veo extremadamente necesario, tanto es así que, dentro de mi plan de vida, cada día trato de encontrar un espacio, especialmente después del almuerzo, para hacer una siesta, la famosa power nap, que lo que hace es revitalizarte, recargarte y darte las energías necesarias para el resto del día.
Estas cinco dimensiones, que me ayudaron muchísimo para lanzar exitosamente esta nueva empresa en un momento difícil como fue el comienzo de la pandemia no debemos verlas individualmente, sino como un sistema: Necesitas una visión, un plan, procesos, tracking y gestión del tiempo, sí, pero como un sistema. Si falta una de estas dimensiones, tu sistema estará cojo.
Esta forma de hacer las cosas nos permite pasar de ese cero, que es cuando tienes muchas cosas por hacer, probablemente con muy poco ingreso, algo difícil de digerir, porque genera mucha ansiedad ver que tu hora hombre no está generando ingresos, al uno. Son actividades necesarias para establecer una estructura y poder dar ese salto que, si lo haces adecuadamente, te llevará al desarrollo de una organización rentable y sostenible, es decir pasar al 2x, 3x, 4x.