¿Puede el coaching transformar tu vida? Una respuesta desde la experiencia

La primera vez que escuchamos sobre coaching, podemos pensar que se trata de un simple “taller motivacional”, una suerte de capacitación emocional. Sin embargo, esta es una definición lejana a la realidad. El coaching es una experiencia profunda y transformadora que, si lo queremos realmente, nos lleva a salir de nuestra zona de confort y a aprender de una manera distinta.

Sé que hay muchos artículos y contenido en diferentes espacios en los cuales se explica con mucha precisión los aspectos formales del coaching. Por ello, en este artículo compartiré mi experiencia personal con esta disciplina.

Quienes me conocen, saben que durante muchos años trabajé en el sector agroexportador, en el cual logré posicionarme con muy buenos resultados. Sin embargo, en mi búsqueda constante de nuevos retos, di un giro de 180 grados a mi vida profesional, ingresando a una empresa maquinaria pesada para el sector minero.

No era común ver a un agrónomo en un sector tan diferente. No conocía el lenguaje, ni los términos técnicos, aunque sí de gestión de empresas y, cómo me encontraba totalmente sumergido en los KPI’s, los retos, los resultados; es decir, en “el HACER”, me pude adaptar con cierta rapidez.

Esa experiencia representó un crecimiento considerable como ejecutivo. Sin embargo, había un costo que asumir, un trade off. Mientras me dedicaba de lleno a obtener los resultados, me descuidaba a mí mismo. Y es que todos tenemos una capacidad establecida, que cuando la colmas y quieres hacer cosas nuevas, debes dejar de lado otras.

Sin embargo, hasta ese momento no había considerado el coaching como una posibilidad, hasta que se produjo mi primer gran quiebre. Me enfrenté a una situación ante la cual, si bien puse todas mis fuerzas, capacidades y mi voluntad para resolverla, lo único que lograba era frustrarme. Hacía lo mismo buscando resultados diferentes.

Me enfrenté a una situación ante la cual, si bien puse todas mis fuerzas, capacidades y mi voluntad para resolverla, lo único que lograba era frustrarme. Hacía lo mismo buscando resultados diferentes.

Es entonces que decido tomar el coaching que la empresa en algún momento me ofreció. De repente me convertí en Coachee (término con el cual se denomina a quien recibe el coaching) de una excelente Coach que me permitió descubrir una dinámica que yo repetía constantemente sin darme cuenta. Por primera vez me observé y me di cuenta de que esa forma de hacer las cosas no me llevaba a nada.

Por esa época mi esposa decidió llevar un programa de coaching, y esto llevó a conversaciones que comenzaban a hacerme sentido y, entonces, se me presentó un taller espectacular, denominado El Creador Valiente. Este seguía la dinámica del Tarot y El Viaje del Héroe. Quienes lo conocen, sabrán que en un punto, el “héroe” debe enfrentarse cara a cara consigo mismo, en una experiencia que te suma mucho, y te permite salir triunfante adelante.

Tras esta nueva experiencia, la decisión estaba tomada. Me metí a un programa de coaching de 9 meses completamente transformador. Aprendí a verme como un nuevo observador, descubriendo cómo mi historia y mis aprendizajes, me habían llevado a ocultar emociones y a crear una serie de historias y supuestos que gobernaban mi vida.

Me hice consciente de lo que era yo en términos del lenguaje que usada, de cómo sentía mi cuerpo, mis emociones, de un todo. Fue un despertar completo que me llevó a hacer del coaching una parte importante de mi vida. Entendí la importancia del «SER» y, como consecuencia, mi mantra cambió. Si antes era “Vamos por el resultado y logremos el objetivo”, hoy es “Enjoy the ride and not the destination”. Aprendí a vivir el proceso, a gozarlo, y a no estar tan desesperado por el objetivo. Aprendí a disfrutar del viaje y del proceso.

Entendí la importancia del «SER» y, como consecuencia, mi mantra cambió. Si antes era “Vamos por el resultado y logremos el objetivo”, hoy es “Enjoy the ride and not the destination”. Aprendí a vivir el proceso, a gozarlo, y a no estar tan desesperado por el objetivo. Aprendí a disfrutar del viaje y del proceso.

Es fundamental entender que en el coaching debes partir por ser primero un coachee. Debes aprender a verte, a reconocer cómo reacciona tu cuerpo, que lenguaje usas y que emociones aparecen ante determinadas situaciones. Solo una vez que los reconoces puedes pretender coachear a otros.

Lo apasionante del coaching es que se trata de una actividad en la cual siempre estás aprendiendo, y lo haces en una situación de espejo con tu coachee. Encuentras en él o ella situaciones que encuentras en ti, y eso permite que ambos crezcan.

Para un empresario o gerente, ser coacheado es poderosísimo, porque le ayuda a descubrir prácticas y puntos ciegos que antes no veía. Lo menciono desde la experiencia como gerente. Mejor aún si un gerente es coach. Esto le permitirá ayudar a su equipo a resolver situaciones de manera mucho más reflexiva, profunda y sostenible.

Debes aprender a verte, a reconocer cómo reacciona tu cuerpo, que lenguaje usas y que emociones aparecen ante determinadas situaciones. Solo una vez que los reconoces puedes pretender coachear a otros.

Ahora bien, pasar del coaching al coaching ejecutivo, es otro salto. En el coaching ejecutivo pones tu experiencia, tus “chuzos de guerra”, como me gusta llamarlos, al servicio de la otra persona, acompañándolo con preguntas desde un rol que te resulta conocido, facilitando su aprendizaje. Toca también, al menos para mí, ver también al equipo, y cómo desarrollan la relación entre el “yo” y el “nosotros”, cómo se une lo que yo quiero cuidar, con lo que la otra persona quiere cuidar y así llegar a lo que nosotros queremos cuidar. Estas dinámicas llevan a generar conversaciones relevantes y poder ocuparnos de las conversaciones que están faltando, ya que las organizaciones se definen por las conversaciones que tienen, por las conversaciones que no tienen y por cómo se dan las conversaciones que tienen.

Toda esta experiencia ha sido gratificante para mí, que ahora me considero un aprendiz constante. Recién terminé la primera parte de un programa de coaching y consultoría generativa que me dio una visión totalmente nueva de las cosas, y me ha permitido descubrir nuevos espacios de crecimiento que están totalmente alineados con lo que quiero ser como mentor ejecutivo, director y asesor de empresarios, contribuyendo a su crecimiento, para que estos puedan tomar mejores decisiones, y que estas impacten positivamente en su gente. Y así, yo trasciendo a más personas.

Este es un proceso complejo, podría decir que incluso es doloroso en algunas etapas, pero, sin dudas, en este caso aplica completamente ese refrán en inglés: no pain, no gain.

Mi mensaje para quiénes están pensando en entrar al mundo del coaching es que se animen. Para quienes ya están en este camino, el mensaje es que no se rindan, que persistan. Este es un proceso complejo, podría decir que incluso es doloroso en algunas etapas, pero, sin dudas, en este caso aplica completamente ese refrán en inglés: no pain, no gain. De hecho cada vez que te caes, al final hay un regalo, y esa es la forma de aprender.

No aprendes por la teoría, ni por el lenguaje, aprendes realmente por la experiencia, por el proceso de aprendizaje. El coaching es aprender desde la parte somática, desde las emociones, desde la parte del lenguaje, desde cómo vienes desarrollándote y haciendo lo que haces, considerando tu historia.

El coaching es una mirada completa del ser humano, que permite, al final del día, transformarnos en mejores seres humanos. Es una invitación a aprender de una manera completamente distinta, y poder contribuir con las organizaciones, con las personas, con la sociedad, y eventualmente con el mundo. A la pregunta de si el coaching realmente puede cambiar tu vida, la respuesta queda corta. El coaching tiene el potencial de cambiar tu mundo.

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