Al salir en mi bicicleta de montaña, especialmente en terrenos montañosos, siento como si estuviera entrando en una aventura repleta de desafíos y descubrimientos. Al montar bicicleta encuentro ese espacio de poder conectarme con diferentes ocsas que me están pasando y descubro que hay mucho en común con los negocios. Es casi como que cada tipo de sendero fuera una lección de negocios en sí misma. Se los explico a continuación,
Al enfrentar las cuestas empinadas, no solo siento el dolor y la fatiga, sino también la emoción del progreso y la superación. Me recuerda los diferentes desafíos financieros, estratégicos y también emocionales que enfrento como empresario, son complejos, pero también me impulsan a alcanzar nuevas alturas, desarrollar la persistencia, tenacidad, disciplina y foco.
En los senderos sinuosos y a veces peligrosos, experimento momentos de miedo e incertidumbre, pero también encuentro disfrute en la belleza de la naturaleza y la emoción de la aventura. Una dualidad que se asemeja a la vida empresarial, llena de riesgos y oportunidades, pero también de momentos de satisfacción, inspiración y crecimiento.
Sin embargo, las bajadas ofrecen un cambio de ritmo.
Debo ser consciente de no confiarme y mantener la concentración, así como en los negocios, donde los momentos de cambio repentino requieren prudencia, vigilancia, control, anticipación y precaución.
También son valiosos momentos para pensar, descansar y gozar. Debo estar atento, presente y conectado a las señales que me envía el cuerpo, en términos de sed y fatiga, y estar al pendiente de cuidarlos. Al ser recursos limitados, deben de estar disponibles para desafíos futuros, no quemarlos todo de golpe, sino ir regulándolos y administrar con prudencia para superar lo que te trae la siguiente curva.
A medida que me acerco al final del recorrido, siento la emoción del logro y la satisfacción de haber superado los obstáculos del camino. Reconozco la importancia de disfrutar el viaje y apreciar cada paso del trayecto, tanto en la montaña como en el mundo empresarial.
Una salida en bicicleta en un grupo es de las cosas más divertidas que hay, ya que genera un relacionamiento especial. Salimos todos junto y regresamos todos juntos. Al estar pedaleando en el trayecto, debemos de ir marcando los obstaculos que trae el trayecto, los posibles cruces y peligros que pueden haber. Mantener un nivel de seguridad propio y para los que te acompañan es vital tanto en la bicicleta como en el mundo empresarial. Cómo se acostumbra a decir el mundo minero “safety first”.
En ambos casos, tanto en mi viaje en bicicleta como en mi carrera empresarial, valoro la ayuda, el ánimo que te dan durante el trayecto cuando estás aflojando y el apoyo de otros cuando algo sucede. Pedir ayuda cuando sea necesario es una señal de sabiduría y fortaleza, y puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso.
Al final del día, tanto en la montaña como en el mundo empresarial, cada experiencia enriquece mi trayectoria y fortalece mi determinación de gozar el trayecto y alcanzar mis metas.