Redescubriendo el rol del mentor en el Siglo 21

El término mentor tiene raíces mitológicas. La leyenda cuenta que, cuando el héroe Ulises estaba por salir de Ítaca para emprender su mítico viaje a Troya, encargó a su hijo Telémaco a uno de sus mejores amigos, Mentor, quien no solo se encargaría de administrar las propiedades de Ulises, sino también de la educación de su heredero. A raíz de esa experiencia de enseñanza y acompañamiento, Mentor se hizo famoso y terminó convirtiéndose en un nombre que definiría a quienes tuvieran una misión similar en el futuro.

De más está decir que otros mentores dejaron su huella en los libros de historia. Entre ellos el notable Aristóteles, quien fue el mentor de Alejandro Magno, brindándole no solo conocimiento, sino también guía y acompañamiento para quien sería uno de los más grandes conquistadores que conoció el mundo.

La ciencia ficción también nos dio ejemplos notables del papel de un mentor. Un ejemplo clásico es el del maestro Yoda, de la saga de Star Wars. Este personaje, ya legendario, guía al joven Luke Skywalker mediante la experiencia y el ejemplo constante, acompañándolo en su proceso de convertirse en un caballero Jedi, enfrentándolo, incluso, a sus peores miedos y llevándolo a conversaciones difíciles, sacándolo constantemente de su zona de confort.

Entendemos entonces que un mentor no solo educa, sino que en realidad lo que hace es acompañar al mentee, término que define a la persona a la cual se está acompañando, conocido también como mentorado, en un proceso de desarrollo personal y profesional desde una posición de experiencia y conocimiento, brindándole su guía, y preparándolo para retos superiores.

Para lograrlo, el mentor debe ser un ejemplo, una persona que se identifique con los valores de una empresa, por ejemplo, o con los valores y tradiciones de una sociedad o de una organización.

Debe ser alguien capaz de acompañar, con paciencia, todo un proceso de cambio para el mentorado. Se trata de una persona que disfrute enseñar a otros, con una actitud positiva, y que no solo sea un ejemplo a nivel de compromiso e identificación, sino que también los resultados de su experiencia, conocimientos y travesía por la vida sean visibles, permitiéndole mostrar cómo se aplica esa experiencia en la vida.

Asimismo, el mentor debe ser generoso en su capacidad de dar conocimiento y, sobre todo, tiempo, porque en ese contribuir, lo que hace es motivar a sus mentorados para que logren sus metas. Además, debe ser capaz de escuchar de manera activa, pues tiene que diseñar el proceso exclusivo para cade mentee, teniendo en cuenta que cada mentorado es único y, por tanto, cada programa también lo es, y debe adaptarse a lo que este necesita.

Finalmente, debe ser respetuoso, porque en el proceso tendrá que darle mucha retroalimentación a su mentorado, lo que llevará a que se den conversaciones difíciles. Por sobre todo lo anterior, es fundamental que al mentor le importe el desarrollo de la persona y la formación de esta para lograr el crecimiento que le ha sido encomendado.

A propósito de esto, en BNI tuve el privilegio de dar una capacitación el pasado viernes 26 de marzo, al equipo de coordinadores de mentores que tiene cada grupo en BNI, en los cuales se identifica a una persona que forma a un grupo de mentores, para que luego esos mentores acompañen a los nuevos miembros durante el proceso de onboarding y de inducción dentro de los grupos.

Esto es muy importante porque, cuando una persona entra a un espacio nuevo, sea en una empresa o en un grupo como BNI, puede estar confundida, saturada de información, sin entender mucho de lo que sucede en la empresa en las primeras semanas, porque está recibiendo muchas cosas a la vez. En ese escenario, el trabajo del mentor es alinear las capacidades de la persona y las ganas que pueda tener, actuando inmediatamente con un proceso de entendimiento, de onboarding que genere una integración dentro de la cultura de la empresa y del cómo se hacen las cosas.

El papel del mentor en BNI también nos recuerda que, si bien el mentor tiene capacidades de coaching, de motivar, de dar dirección y soporte, también tiene un papel en la parte más dura, como es la de setear los objetivos y establecer cuál es el éxito del rol.

¿Podemos encontrar esto en nuestras organizaciones? Por supuesto, pero para ubicarlas es importante que hagamos esa búsqueda e identifiquemos a esas personas que tienen experiencia para poder formar a las otras. Si no las tenemos dentro de la organización, debemos buscarlas afuera. Encontrar a estos mentores, dentro o fuera de nuestra organización, nos permitirá acelerar los cambios y las curvas de aprendizaje, reduciendo el tiempo que toman, así como la organización que requieren, en un proceso mucho más cómodo y agradable, teniendo siempre en cuenta lo que buscamos como organización: que la experiencia sea lo más grata posible para la persona.

En el caso de BNI, esto se logra a través de un programa súper estructurado de 8 semanas, dividiendo cada semana en diferentes temas específicos y se sigue una agenda diseñada en función al avance del miembro y en función a la necesidad inicial. Esto debido a que hay ciertas cosas y situaciones que tendrás que aprender y superar más rápido que otras. En definitiva, este programa se estructura de manera que se cumpla el objetivo fundamental del mentoring: que la experiencia de la persona sea la mejor posible.

¿En tu organización ya tienen un programa de mentoría? Compárteme tu experiencia en los comentarios.

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