Hace unos días conocí la maravillosa historia de Chris Nikic, un atleta olímpico especial que se hizo conocido por ser el primero atleta con Síndrome de Down en convertirse en IRONMAN una super exigente carrera que incluye 3,86 km de natación en mar abierto, 180 km de ciclismo y un marathon completo, y todo esto debe hacerse en menos de 17 horas. Chris Nikic lo hizo en poco más de 16 horas, e ingresó a los Records Guinness.
Pero lo realmente interesante de su historia es lo que está alrededor de este notable éxito y cómo con la guía apropiada (y la actitud correcta), podemos lograr lo que consideramos inalcanzable. Un ejemplo claro de mentoría adecuada, lo tenemos en el padre de Chris.
Hay un momento en el documental que hizo Olimpiadas Especiales (¡tienen que verlo!) sobre la hazaña de Chris, en el cual su entrenador, Daniel Crieb, comparte lo mucho que le impresionó conocer al papá del joven atleta. Él afirma que llegó a Chris con todos los estereotipos y preconceptos que tenía sobre lo que podía hacer o no una persona con Síndrome de Down.
Al conocer al padre de Chris, Nik Nikic, este le dice si está dispuesto a tratar a su hijo con respeto, y si está dispuesto a dejarlo fallar como a cualquier otro atleta. Aquí ya vemos una convicción que comunica claramente la guía de este maravilloso padre: puedes fallar. De hecho, el mensaje es clarísimo: el alcanzar tus metas requiere esfuerzo, dedicación y será un camino en el que habrá dificultades.
Hablamos de un chico con Síndrome de Down que, en efecto, tiene habilidades motoras que hacen las cosas más cuesta arriba, es decir, los fallos pueden ser más frecuentes. Pero no se juzga eso, se considera parte del proceso y parte del respeto tácito a un atleta profesional.
Otro tema con el que inmediatamente hice clic fue con algo sobre lo cual escribí en este espacio hace ya varios meses: las mejoras incrementales. Cómo pequeños progresos hacen grandes cambios. Chris Nikic va más allá con su mantra: 1% better every day (1% mejor cada día).
Él afirma que si eres capaz de ser 1% mejor cada día, serás capaz de lograrlo casi todo. Ahora bien, debemos tener en claro que Chris no solo es un “soñador”, es un hombre con objetivos y metas. Y aquí viene otro aspecto que recomiendo y práctico: poner las metas en un lugar visible, hacerlas tangibles. Sea en un post it en tu computadora o pizarra, escritas en un papel en tu escritorio; el medio es lo de menos, lo importante es tenerlas.
Chris tiene una pizarra grande donde están todos sus grandes objetivos (hasta ahora). En esa pizarra hay una sección denominada “MY DREAMS”: Comprar su propio auto, comprar su propia casa, ser un famoso conferencista, ser un hombre de negocios exitoso, ganar su propio dinero para cuidar de él y de su futura familia, y casarse.
De todos esos objetivos, el único pendiente en la lista es casarse y es una meta que, por la relación amorosa mostrada en el documental, no tardará en cumplir. Lo interesante, en una ojeada rápida a esa pizarra, es cómo, alrededor de esos sueños, hay hitos, hay desafíos, tiempos. Hay una verdadera estructura que convierten a esos sueños en metas que se pueden alcanzar, un paso a la vez, pero logrando cada día ser 1% mejor.
Volviendo a la importancia de la mentoría, en un momento del video, su padre y él ven un álbum de fotos y se detienen en una foto donde Chris aún es un niño. Aparece en un traje de Superman. Su padre, le pregunta si recuerda qué significa esa “S” y Chris responde que significa “Strong” (fuerte). Luego le dice que él es un superhéroe, para luego preguntar a su hijo si recuerda cuál es su superpoder. Chris responde: “nunca rendirme”.
Aquí vemos un aspecto clave de la mentoría: manejar códigos de comunicación que conecten. El padre de Chris desarrolló un mindset junto a su hijo, un mindset que este pudiera interiorizar y hacerlo parte de él. Ambos encontraron, de forma natural, aquello que los unía, eso que ambos querían cuidar. Esto no se trataba del Síndrome de Down, sino de un padre que confía plenamente en las calidades de su hijo y lo motiva a desarrollar todo su potencial, conscientes ambos de sus posibilidades. Aquí hay conocimiento profundo pero, sobre todo, hay compromiso mutuo.
Para terminar, quiero rescatar dos cosas. Primero, en una entrevista, el entrenador de Chris afirma que este no compite “para ganar”, sino que lo hace “para inspirar a otros”. La maravilla del propósito, de interiorizar que estamos haciendo las cosas por algo más grande que excede y supera lo individual.
Y, por último, en el documental vemos como Chris abraza constantemente: a su padre, a su entrenador, a sus amigos. Es un abrazo de agradecimiento, es un abrazo sincero. Reconoce en cada una de esas personas a alguien que suma en su vida. El ser agradecido también es un superpoder que alimenta nuestro espíritu y nos hace mejores.
Trabajemos por ser 1% mejores cada día y agradezcamos todos los pequeños regalos que nos da la vida.