5 aprendizajes que agradezco al 2020

Una pandemia que nadie tenía en el horizonte, cambios de paradigma brutales e inmediatos, y un nuevo orden de las cosas que, probablemente, nos acompañe durante bastante tiempo. El 2020, sin dudas, fue un año complicado para todos. Sin embargo, también fue un año de aprendizajes, al menos para mí y, por ello, en esta publicación comparto aquellos que, considero, fueron los más valiosos.

1. Comienzo primero por mi

Una de las cosas que realmente me salieron bien, fue capacitarme. Destaco dos cursos que me sumaron mucho: Insane Productivity, de Darren Hardy, y el Programa de Coaching y Consultoría Generativa, del Instituto de Liderazgo Generativo. Lo puedo resumir en que, primero trabajé en mí, en el “yo” para, sobre esa base, trabajar en el “nosotros”, y después trabajar “sobre el mundo”.

Para lograr esto, creo que la disciplina resultó fundamental. El mantener el orden y la constancia a pesar de que las cosas se pudieran poner complicadas, el ser optimista, y el poner foco en aquello que realmente me genera valor, fue un cambio bienvenido. Reduje las muchas cosas a las que le dedicaba mi atención de manera considerable, y a esa lista reducida le dediqué mucha más energía y dedicación.

La frase enjoy the ride and not the destination resultó clave. En un ambiente cambiante y de incertidumbre, el objetivo que te planteas se hace más complejo, o se siente lejano e, incluso, irrelevante. Enfocarme en disfrutar el proceso me ha permitido ver las cosas de otra manera. Concentrándome en lo que me ocurre hoy, puedo aprender del pasado y ponerme en acción hacia el futuro.

2. Más que vender es colaborar

Otro aprendizaje que rescato del 2020 es la importancia de estar más cerca de los clientes o prospectos, con un mayor control del número de clientes que estoy prospectando. Y, dentro de esto, fue fundamental no concentrarme necesariamente en vender, sino en ayudar, en ver cómo lo que yo ofrezco calza con lo que necesitan. Quitar la presión de cerrar la venta, y centrarme en las soluciones que necesita la otra parte, me ayudó a enfocarme mejor.

En ese sentido, BNI fue un paso importantísimo en mi vida, ayudándome a interiorizar el proceso de estar presente, ser visible, con las personas, en los medios y en las redes sociales y, sobre la base de esa visibilidad, generar credibilidad, y sobre esa credibilidad recién se puede generar el resultado o lo que viene a ser el beneficio.

Así, regresar a BNI me ayudó muchísimo, además de como herramienta de marketing relacional. El ambiente de cuidado, en el cual yo estoy pendiente de los otros miembros de BNI y ellos están pendientes de mí, se convierte en una espiral de crecimiento virtuoso en el cual todos crecemos.

3. Recuperando el control: medir para mejorar

Creérmela. Creo que esa es la palabra clave. Este año establecí objetivos y metas que reviso constantemente, algunas de manera semanal y otras a diario. El plantearme estas metas me ayudó a tener una disciplina de seguimiento, de medir: si no mido, no mejoro.

Pero no es una medición aleatoria, sino que defino cuales son esos hábitos positivos que debo medir, desarrollar, e incorporar, todas esas cosas que necesitaba hacer y que eran difíciles de realizar. Y para lograrlo fue fundamental el nivel de enfoque que logré este año, quitándome de encima el todo el ruido que me distraía. Eliminé las notificaciones de todos mis dispositivos electrónicos. Entendí que yo tengo el control de decidir cuándo leo un correo, cuándo reviso un WhatsApp o el Linkedin. La decisión la tomo yo, no una notificación.

Lo mismo para las noticias, que ahora limité a dos fuentes que considero objetivas, eliminado la hiperinformación a la que vivía expuesto. Sin todo ese ruido, mi capacidad de enforcarme mejoró de manera exponencial.

4. Establecer rutinas

Aprendí a establecer rutinas que me permitieron organizar cómo inicio mi día y qué hago en el transcurso de este. Este es un cambio significativo, porque esa preparación me permite separar un espacio para meditar unos minutos, prender un incienso, prepararme para una reunión. Y toda esta preparación viene del día anterior, estableciendo para el inicio del día las actividades vitales más importantes del día, enfocándome en ellas.

Esto también me permitió reflexionar sobre este ritmo impuesto por el trabajo virtual que deriva en reuniones constantes, en un sprint tras otro, sin pausa, con lo que terminaba el día completamente agotado. Lo que empezaré a hacer es que, tras cada sprint (en este caso, una reunión), me daré un espacio para recuperarme y luego continuar, en plazos más manejables.

5. ¿Qué es lo que realmente quiero cuidar?

Una de las cosas que agradezco al 2020, es que el hecho de estar y lidiar con mi familia me ha permitido darme cuenta de lo que es realmente importante, y aquello que verdaderamente quiero cuidar. Esta experiencia ha tenido un impacto sobre mi discernimiento, separando y priorizando lo que quiero de lo que no quiero, decidiendo qué conversaciones quiero tener y cuáles no, con quiénes quiero relacionarme y con quiénes no.

También me di cuenta de que, si bien es cierto veo a mi familia todos los días, no me he dado el tiempo suficiente para estar totalmente conectado con ellos, con varias etapas en las que hubo mucho desgaste por no estar presente. Aquí tengo mucho por desarrollar y por hacer.

Y al unir esto con la variable de agradecimiento, con ese pensar constantemente en cómo puedes ayudar al otro y servirle, te conectas con lo que te rodea. Y en eso también me toca ser agradecido. Estoy agradecido de no haber tenido mayores problemas de salud, un regalo invaluable en este contexto. El hecho de que, con mi familia nuclear hayamos podido superar lo que está ocurriendo, es algo por lo que estoy profundamente agradecido a pesar de este este año raro y difícil, y creo que eso, en medio de todo, es lo más relevante para mí.

Complementando lo anterior, creo que el hecho de aprender a decir “no”, de una manera honesta, directa, y sin rodeos, un “no me gusta eso”, “no quiero eso”, “no quiero seguir así”, “no estoy dispuesto a aceptar esto”, y hacer escuchar mi voz, me ha ayudado mucho a tomar mejores decisiones.

Este cierre de año debe servirnos para preguntarnos qué hicimos bien, que deberíamos comenzar a hacer que no hicimos antes, y qué debemos dejar de hacer. De nuevo, plantearnos objetivos nos permite organizarnos, medir y mejorar. La clave está en recordar que siempre podemos elegir.

A todos ustedes, les deseo un 2021 lleno de nuevas experiencias, crecimiento y aprendizaje. Gracias por acompañarme en cada paso dado. 

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